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Foto del escritorLausertt

El Carnaval de Venecia

Actualizado: 11 mar 2020

Este fin de semana pasado he viajado a Venecia con la ESN (Erasmus Student Network) de Roma. Respecto a esto, mi consejo es que cuando lleguéis a vuestra ciudad de destino os informéis y os deis de alta en alguna asociación de Erasmus internacionales. Porque ofrecen viajes y escapadas a precios bastante competitivos, y si sois mucha gente en tu grupo de amigos del Erasmus, siempre es más cómodo reservar una plaza que montarlo por vuestra cuenta.

Salimos el viernes, por la mañana pronto. Eramos 200 estudiantes, aproximadamente, en cuatro autobuses. Y, la verdad, es que el autobús suele servir para dormir. En nuestro caso, no. Pues, los de la organización se encargaron de animarnos continuamente el trayecto con música, baile y chorradas varias para hacernos reír.

La primera parada la efectuamos en Verona. El ambiente de Carnaval inundaba las calles. Mis amigas L y A estaban ya agobiadas después de tantas horas de autobús, y la verdad es que yo también. Decidimos ir por libre y separarnos del grupo que se dedicó a hacer un free-tour con los monitores del autobús. Nosotras cruzamos el río y seguimos una amplia calle hacia el centro y acabamos en la Arena de Verona. Aquella plaza estaba plagada de gente, música, confeti y un desfile de carrozas carnavaleras. Intentamos abrirnos paso entre la gente para cruzar al otro lado del desfile para seguir callejeando. A contó hasta 3 y cruzamos entre carroza y carroza dando el cante entre la gente disfrazada. Subimos por la Via Giuseppe Mazzini y encontramos una heladería, donde tomamos el primer gelato de nuestro Erasmus, en una pequeña heladería llamada Grom. Seguimos toda recta aquella calle hasta la Via Cappello (ya casi llegábamos a nuestro destino). Giramos a la derecha y la vimos: la casa de Julieta. Entramos en el patio y vimos el balcón testigo de su amor imposible con Romeo. La puerta del fondo estaba plagada de notas y yo decidí dejarle una carta que llevaba en el bolso con la idea de entregarla en el buzón de Cartas a Julieta. Pero, el buzón solo es accesible con la compra de la entrada de la casa (A, L y yo decidimos que no íbamos a pagar). Así que, simbólicamente deposité mi carta en aquella pared plagada de mensajes, sabiendo que el mío iba a pasar desapercibido. Salimos de allí (yo con la sensación de haberme sacado un gran peso de encima) y volvimos a la Via Cappello, giramos hacia la derecha y subimos hacia una plaza que antes habíamos dejado atrás. Allí nos encontramos seis casetas, bastante grandes, que vendían souvenirs, máscaras de carnaval, artículos de marroquinería, etc. Echamos un vistazo y allí nos encontramos con otros amigos nuestros y volvimos callejeando a la Arena para tomar un Aperol en un bar que había en esa plaza. El punto de encuentro de todos para ir hacia los autobuses.

Verona me pareció una ciudad con un encanto especial, como un pequeño trozo de un tiempo pasado. Una ciudad llena de rincones que ver.


Al día siguiente, amanecimos en Mestre. L, A y yo decidimos desayunar pronto y coger el tren hacia Venecia. Os recomiendo que si decidís viajar a Venecia, os hospedéis en algún pueblo cercano (pues es más barato) y con el tren se llega en un momento. Nosotras decidimos ir sin el Google Maps, pues, Venecia está bastante bien señalizada. En las esquinas hay unos carteles que te señalan por dónde se va a los lugares de interés más visitados. Adentrándonos en las laberínticas calles del casco antiguo, cruzando pequeños puentes y visitando pequeñas tiendas plagadas de máscaras y recuerdos venecianos varios. Hablando de esto, no sé vosotros, pero, lo que se me hizo más raro es que pasaba por algunas tiendas y pensaba "esto se lo llevo a mamá"... y luego te das cuenta de que el volver a casa, significa volver a tu piso de Erasmus y de que mamá no te está esperando. Pero bueno, sigamos. Nos pasamos todo el día del sábado andando por ahí descubriendo la ciudad: visitamos el puente de Rialto, andamos hasta la Piazza San Marcos y luego volvimos al Gran Canal para comer en una terraza con vistas al Puente de Rialto. Os recomiendo que probéis los Spaghetti al Nero di Sepia, típicos de la zona. Después, caminamos por la zona y encontramos gente con esos maravillosos disfraces barrocos, tan típicos del carnaval de Venecia. Luego, paseamos la Riva degli Schiavoni hasta que encontramos unas escaleras como de un muelle, donde nos sentamos para ver el atardecer. Para terminar, volvimos a San Marcos y disfrutamos de un poco de música y cerveza en un escenario que habían montado con motivo del carnaval.


El domingo, nos pasamos el día en el autobús para volver a Roma. Pero, a medio día, hicimos una parada en San Gimignano, un pequeño pueblo conocido por ser uno de los pueblos más bonitos de la Toscana. La verdad es que te atrapa: se crea un contraste entre el paisaje verde, tan típico toscano, y el pueblo, todo de piedra. Supongo que en un día soleado este contraste entre la piedra marrón y el verde que la envuelve debe hacerse más evidente y que en verano debe tener otra aura, más dinámica. Es un pueblo que debéis visitar si decidís pasar unos días en la Toscana, una parada obligatoria para saborear la tradición y artesanía toscanas.

Y hasta aquí el post de esta semana, espero que os haya gustado y que os animéis a visitar los carnavales de Venecia y la Toscana. ¡Nos vemos!


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