Apenas hay una semana de diferencia entre ambas fotos. Es más, justo hoy cumplo mi primera semana en Roma y ya siento que este va a ser un capítulo muy importante en mi vida. Empieza un período totalmente nuevo y lleno de experiencias que me van a hacer crecer como mujer y como persona, estoy segura.
Recuerdo que el primer día me apresuré a buscarle pegas a todo: a la ciudad, al barrio, a mi piso, a mi habitación, a la gente... a todo lo que me encontraba. En fin, que en un primer momento no me veía con la fuerza suficiente para estar cinco meses sola. Sentía un vértigo tremendo ante una situación totalmente desconocida y que escapaba a mi control. Creo que por eso buscaba los puntos malos, buscaba excusas para justificar mi miedo ante esta nueva experiencia. Y es que este es uno de mis mayores defectos (y de los que menos me gustan), que, de primeras, soy capaz de identificar los defectos a todo lo que no conozco o no me gusta o que me supone un esfuerzo. Luego, con el paso de las horas y los días, empiezo a ver las cosas buenas y acaban por gustarme. Hasta el punto en el que acabo encantada y ansiosa por disfrutar cada momento al máximo.
Tras estos días, he llegado a la conclusión de que mi hogar, Barcelona, me dio alas y Roma me va a ayudar a abrirlas para volar allá a donde me lleve mi corazón.
Para terminar, me gustaría explicar que en la categoría de "Erasmus: Roma" subiré semanalmente un post sobre mis experiencias durante estos meses para los que os pueda interesar.
¡Nos vemos la semana que viene!
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