No me puedo creer en lo que ha desembocado todo. Viendo los precedentes y todo lo que ha ocurrido en China, especialmente en Wuhan, lo que se considera la zona cero del #Coronavirus, me esperaba que Europa se preparase ante la posible llegada del virus, pero no. Supongo que nadie podía anticiparse lo suficiente.
A mí, me ha tocado vivir la situación desde España y la verdad soy consciente de la capacidad de adaptación y superación que vamos a necesitar aplicar las próximas semanas, porque no estaremos solo dos semanas en estado de alarma, ni de broma. Ahora, sólo les está permitido salir de casa a los trabajadores esenciales. El resto, sólo para compras de primera necesidad, visitas médicas urgentes y pasear a los perros. Siempre usando mascarilla, guantes y gel hidroalcóholico. Y no sé por cuánto tiempo seguirá siendo así. En los telediarios no paran de salir imágenes de supermercados arrasados. La gente se ha vuelto loca por comprar papel higiénico (no es una broma), las estanterías de cualquier supermercado están vacías porque la gente arrasa y hace compras desmesuradas. Pero bueno, dentro de toda esta locura, todavía nos queda cordura (que va a ser muy necesaria durante de las próximas semanas). Yo he decidido que compartiré con vosotros planes para hacer durante la cuarentena y cosas que voy haciendo, igual os inspiran a vosotros también.
Por ejemplo, hoy he vuelto a escribir un poco, de forma creativa. Pues cuando, esta tarde, he salido a la terraza de casa, que es todo el aire fresco que puedo recibir, he sido testigo de este magnífico arrebol que os muestro en la portada del post. El atardecer convertía al cielo en puro fuego, capaz de calentar la frialdad que me provoca la incertidumbre de la situación y me da la cálida ilusión de sentirme en paz. Sí, el quedarme en casa me hace estar más sensible y profunda.
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